LA HISTORIA DE LA SILUETA
Desde tiempos antiguos, la silueta ha sido una forma sencilla pero poderosa de capturar la esencia de una persona. Mucho antes de la fotografía, los artistas ya recortaban perfiles en papel negro para preservar rostros amados, celebrar vínculos familiares o simplemente admirar la belleza de una línea.
El arte de la silueta floreció especialmente en el siglo XVIII, cuando se convirtió en una forma popular y accesible de retrato. Con solo unas tijeras y papel, los artistas lograban plasmar la individualidad de cada rostro en pocos minutos. Era rápido, elegante y sorprendentemente preciso.
En Francia, se las llamaba “portraits à la silhouette”, en honor a Étienne de Silhouette, un ministro que promovía la austeridad y los recortes presupuestarios (como las formas recortadas del arte que hoy lleva su nombre). En Alemania y Gran Bretaña, eran comunes en salones y hogares burgueses. Eran recuerdos preciados, especialmente entre familias separadas por la distancia o el tiempo.
Hoy en día, esta tradición perdura gracias a artistas que, como yo, han heredado y perfeccionado esta técnica ancestral. En plena era digital, las siluetas recortadas a mano siguen cautivando por su autenticidad, por la calidez del trazo humano, y por el silencio íntimo con el que se recorta un recuerdo eterno.unque con distintos propósitos y estilos.